ROMA.- El Papa Francisco, de 88 años, ingresó ayer en una nueva etapa y en un camino de recuperación que creó un suspiro de alivio en el Vaticano y el mundo.
A una semana de una doble crisis respiratoria que había vuelto a encender todas las alarmas, los médicos que lo siguen en el hospital Gemelli desde hace 26 días, tras confirmar que se consolidan las mejoras de su situación, en una novedad enorme decidieron ayer anular el pronóstico reservado.
Algo que significó que el Papa está en una situación “menos grave” o, como aclararon fuentes del Vaticano, “ya no es inminente el peligro de vida debido a las infecciones que tenía al internarse (el 14 de febrero)”.
Pero, como el cuadro sigue siendo aun “complejo”, serán necesarios “ulteriores” días de hospitalización..